martes, 13 de julio de 2010

El mal menor

Ufff, discusión si las hay. Estatización de las AFJP, ley de medios, AUH son medidas que cualquier "progre" que se digne de tal no dejaría de estimar. Ahora: el mal menor... ¿existe o no existe? En este sentido creo que es comparable con las dicotomías: democracia sindical-poder de negociación; trabajo en negro-......trabajo (?) y alguna otra que se me escape por ahí. Cuestiones todas que mi capacidad de análisis, cual martillo neumático, ya se encargará de desempolvar... si le dan los huevos.

El meollo del asunto fue mencionado ya por arriba en este post, y llegó a mí por medio de la Revista Barcelona. Se trata de decidir si existe el llamado "mal menor": la opción política que no nos satisface 100%, pero realpolitik-mente, es la que más se salva.

Hoy en día la línea editorial de la revista cataloga así al gobierno de Cristina Fernández y varios lectores concuerdan. Incluyéndome.

Y ahí empieza el debate. Yo mismo, en algún post que no vale la pena buscar, declaré estar en contra del "voto útil": decidir no votar a TAL por saber que no tiene posibilidades de ganar. OK, quiero aclarar que esto es distinto. Esto es realmente, y siempre en el plano de la calidad, creer que tal es menos malo que otro. Pero la clave está ahí. En recordar que es menos malo. Que si bien es una manera pseudo-cínica de decir mejor, no deja de ser eso. Malo. Mala la idea, mala la construcción, lo que se quiera pero no mala la opción. Es, justamente eso, la mejor opción.

Lo relevante de este asuntico es, como siempre, sus efectos. Alguien que se niegue a aceptar la teoría del mal menor podría, por ejemplo, terminar como Pino. Al margen de la lectura alternativa de que ProyectoSur bardea al gobierno por izquierda porque le es más rentable que bardear a la derecha (muy factible también); si suponemos que tratamos con conciencias limpias, pudimos ver a Pino sentado muy cómodo con Grondona, por ejemplo.. (para orgasmo de Barone) haciéndole el juego a la derecha.
¿Qué pasa con eso? ¿Pino cree de verdad que es lo mismo Kirchner que Menem? ¿Que es lo mismo que De La Rúa? ¿Alguien de verdad cree eso? Esas son posibles consecuencias de no aceptar la teoría del mal menor.

No aceptarla, además, puede tomar la forma del "nada más burgués que la revolución socialista nos viene bien". Paremos un poco. ¿Alguna vez nos preguntamos hasta dónde toleraría la sociedad? ¿Nuestra sociedad, que desabasteció cuando le capturaron parte de la renta extraordinaria? Porque, no nos confundamos, la sociedad somos todos eh. Los fachos, los progre, estancieros, laburantes, oficinistas, cartoneros, clase media. Todos.
¿Cuán progre somos? Esa es una pregunta clave. Obviamente incontestable cuantitativamente, pero que sirve para estos casos, para recordar que por ahí por algo se empieza. Después hay que seguir.

Aún considerando que es imposible satisfacer a todos, el punto acá no es ese, sino ver qué es lo viable políticamente, no lo que me guste a mí. ¿Qué? Ah, ¿que para eso hay que pensar y estar informado antes de criticar? ¿Cómo, y nosotros no lo hacemos? ¿No? Ah, perdón, me debo haber confundido de opinión pública entonces.

Volviendo, es sano acordarse que existen también los Gioja, los Capitanich, los Scioli, tipos de derecha (bah, a Scioli, lo que le quede de la suya) que el Gobierno tiene de aliados comerciales y políticos incondicionales. Y cuando hablo de comerciales, digo tanto legal como ilegal. O ilegítimo, si se quiere, como las concesiones para la explotación de minas a la Barrick en San Juan [depende de si sale la Ley de Glaciares (y Cristina no la veta) o no].


Y sumando a esto, se tiene que aclarar también que para estar de acuerdo con el abigotado jefe de gabinete en que las medidas que toma el gobierno NACIONAL Y POPULAR son revolucionarias, habría, por lo menos, que tomar de la misma merca que él. Pero, acá hay otra clave, no por no ser lo que el gobierno dice ser, deja de ser el mal menor.

No se tiene que perder de vista lo que sería revolucionario. Se dieron cambios que ningún otro gobierno del 83 para acá estuvo ni cerca de lograr. Medidas democráticas, como la Ley de Medios, medidas progresistas, como la intentona (!!!) de las retenciones y medidas paliativas, como la AUH. Ahora: ¿revolucionarias? Como diría Cabito: "Revolucionario es otra cosa...". Revolucionario es reforma fiscal, es política industrial, (gracias homoec.), es gravar renta financiera, etc. Pero, repito, no por eso, hay que dejar de valorar lo que se está haciendo. Hay que tratar de hacer la escisión: no perder de vista hacia dónde se debería ir; pero también ir paso político por paso político hacia ahí, construyendo el camino que se pueda. Después de todo no olvidemos que todo esto queremos que se dé en el marco del juego político. Estamos todos de acuerdo en que no queremos salir a cortar cabezas, ¿no?

Desde el otro rincón, se puede decir que la teoría es conformista y se nutre de un análisis político estático. Que, por ejemplo, alguien en 1995 se podría haber preguntado cuán anti-menemistas se podría haber sido; y sin embargo el menemismo hoy día tiene la connotación que tiene. Que se analiza la capacidad de maniobra de la opinión propia dentro de límites políticos preestablecidos sobre los que uno no tiene injerencia, lo cual sí sería efectivamente conformista. En criollo, que uno se conforma con lo que hay.

Particularmente, creo que uno se conforma con lo que, por ahora, puede haber, no con lo que "hay". La crisis de representatividad está a la orden del día, y hasta que aparezca algún otro partido político con el cual uno se sienta más representado, creo que lo más racional es juzgar real y "utilitariamente" si se me permite la expresión (para dejarnos de joder un poco con tanto idealismo) al que resulte el mal menor. Producto de MI juicio, por lo menos, surge que el mal menor son unos peronistas de mierda (porque hay de otras especies, aunque Ud. no lo crea), oportunistas e hipócritas sin escrúpulos. Pero son el mal menor. Y por suerte hoy en día gobiernan.

Finalmente, cabe aclarar que en vistas de las elecciones en 2011, tengo esperanzas que surja algún otro partido con cuyos valores uno se pueda identificar y sentirse parte. Pertenecer. Me animo a decir que en concordancia con lo expuesto, Martín Sabbatella y su Nuevo Encuentro habla de un "piso y un techo" construido por los Kirchner. Y que es tan importante agrandar ese techo como proteger ese piso. Para pensar...

Y vos, chabón... ¿de qué lado estás?