Una nueva edición de este pasquín irregular nos trae hoy nuevamente un tema ya tratado un poco en otros posts: acá y acá. Sin embargo, hoy se lo aborda en una de sus consecuencias más importantes, probablemente la que lo convierta en un tema tan central de la economía en América Latina en general, y en Argentina en particular. Sí, señores: El Stop and Go y la Inflación.
¿Qué es y por qué es tan importante entender el Stop and Go?
Empecemos por repetir brevemente qué es este fenómeno. Básicamente, se trata de una insuficiencia de divisas que le provoca a un país una crisis en su balanza de pagos. No se tienen suficientes dólares para hacer frente a todos los pagos en moneda extranjera que se tengan que hacer. Entonces uno se ve obligado a devaluar, para que la moneda propia valga menos, o sea la cantidad de dólares que tenemos valga más... ergo: uno pueda pagar lo que tenía que pagar.
En nuestra historia estuvimos marcados por este tipo de crisis desde la Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI, que arrancó más o menos en los ´30), hasta los inicios de la última dictadura. Pero hay un período que es muy curioso: el de Frondizi, ´58-´62.
Haciendo un poco de historia, Frondizi promovió muchísimo la industria automovilística y la extracción de petróleo. Esas fueron las dos actividades económicas por excelencia. La idea era que nos ahorráramos mucha mucha plata en divisas (VEINTE % del total de las importaciones) que compraban petróleo, firmando ahora contratos con la Standard Oil y demás cerdos capitalistas (y "Petróleo y Política" dónde lo metemos, Arturo?) para obtener el oro negro de nuestro propio suelo. Con esos dólares íbamos a financiar los bienes de capital e intermedios (insumos) para el desarrollo de la industria de automóviles.
Los contratos petroleros fueron en realidad un exitazo, más allá de la oposición política lógica, que el mismo Frondizi seguro habría llevado a cabo de ser otro el que estuviera en el gobierno. ¿El tema cuál era? Que nunca se podía financiar con la cantidad de dólares que teníamos una industria tan intensivamente importadora como la automovilística. En economía, eso se llama una industria de elasticidad de importación-producto mayor a 1 [para el que le interese (?)]. Esto es, cuanto más se desarrollaba la industria, más necesitaba importar. O que las importaciones crecían más que proporcionalmente que el producto. ¿Se nota la esencia cíclica "stop and go" de este fenómeno, de chocarse contra la pared cuanto más creciéramos?
Acá viene la semilla de todo el kilombo entero. La palabrita cursiva es justamente la clave. Lo que se necesitaba era política anticíclica, que desde el mismo inicio de la economía equivale a decir: inversión.
¿Inversión en qué? Bueno, esto era lo importante. Como sabemos, hoy en día muy buena parte del crecimiento económico del país en los últimos 7 años fue palanqueado por el agro y los buenos términos de intercambio que se le presentaron. Para seguir con la historia de Arturito, en aquellas épocas no tenían tanta suerte. La única entrada de divisas importantes al país eran las exportaciones de bienes agrícolas. Pero justamente el desarrollismo (Frondizi) como corriente se caracterizaba por una visión bastante pesimista (y en aquel entonces fundada) acerca de las posibilidades internacionales que se le pudieran presentar a un país en tanto proyecto de crecimiento. Entonces, ¿por qué cazzo no promovían a su vez inversión en el agro para que creara cada vez más divisas (como, mal que mal, intentó Perón desde el INTA)? O, si no tenían fe ni siquiera en que la productividad pudiera saltear el problema de los términos de intercambio, ¿por qué no generaban alguna otra fuente de divisas? Y como sinceramente no se me ocurre alguna otra, la pregunta de fondo en definitiva es cómo mierda pensaban sostener un proyecto así, cómo tipos de baleros tan grande lo creían viable. Esa es una duda existencial acerca del desarrollismo en Argentina que todavía no pude evacuar.
Si se quiere, a modo anecdótico y después de todo lo dicho, parece que Pinedo 20 años antes no había estado tan errado. Federico proponía distinguir industrias "naturales" y "artificiales". Las primeras eran aquellas cuya materia prima tuviéramos en el país. Por ejemplo, zapatos, con cuero nacional. Él sabía que las artificiales eran inevitables, pero quería promover las naturales. Lástima que no muchos lo escucharon en su momento; y bastante loco que ese tipo de promoción de industrias le daba solución a un problema que todavía no existía cuando Pinedo lo propuso, como este tipo de crisis de balanza de pagos.
Llegamos así a la cuestión que abordó Olivera en sus conferencias en el ´61 ("Inflación y estructura económica") y en el ´65 ("Monetarismo vs. Estructuralismo") y que trató también Diamand en el ´72, en el op. cit. (!!!) "Estructura productiva desequilibrada argentina y el tipo de cambio".
Olivera explica muy claro cómo el tipo de inflación que se genera por la estructura productiva de un país no es remediable con las recetas clásicas de restricción monetaria. Vamos por partes.
Hay dos corrientes que tienen explicaciones antagónicas acerca de la inflación. Resumidamente, la monetarista dice que la inflación se da porque un país crece más rápido de lo que "su economía" le permite. Una explicación monetarista diría que hoy en Argentina hay inflación porque crecemos al 10%, por arriba de lo que se llama "la tendencia", o sea lo permitido por nuestra economía sin que la cantidad de plata en circulación para satisfacer todas las transacciones de la economía genere inflación. La solución sería lo que se dice "enfriar la economía", o como dice Frenkel, "controlar la demanda", disminuyendo el ritmo (la tasa) de crecimiento.
La visión estructuralista dice que el consumo de bienes primarios (asimilable a "el crecimiento de la población") crece más rápido que la producción de esos bienes (ThomasMalthus.com). Esa es una causa de un aumento de precios de bienes agrícolas. Otra puede ser una devaluación, de las tantas que hemos tenido. Aumenta el precio de bienes primarios en el exterior, por lo tanto también aumenta por arrastre dentro del país. Entonces... como aumenta esa "canasta familiar" por alguna de esas dos razones (o las dos), aumenta el costo de vida. Al aumentar el costo de vida los empleados piden aumentos de sueldos. Ahora las empresas (mayormente industriales o servicios) tienen en general más costos porque tienen que pagarle más a los trabajadores, así que aumentan los precios de sus productos. Pero al aumentar los precios de estos productos industriales, los precios RELATIVOS de los productos agrícolas vuelven a bajar. O sea, vuelven a estar baratos con respecto a los productos industriales, entonces si no se quiere que eso provoque una caída en el volumen de esta producción exportable, hay que restablecer los antiguos precios relativos. Esto quiere decir que vueeeelven a aumentar productos agrícolas, y así recomienza el ciclo.
En definitiva, para esta segunda corriente, como se ve, todo el problema viene porque no se pueden ajustar los precios relativos, en constante desequilibrio. Hay "cuellos de botella" de la producción agrícola, o "estrangulamientos", similares (o análogos) a los de la balanza de pagos en el Stop and Go. En otras palabras, todo se solucionaría con cada vez más producción de bienes primarios, sólo alcanzable con inversión en el agro. Voilá, siempre se vuelve al primer amor.
Para ir cerrando, podemos comentar que Olivera concluye en realidad que en Argentina se dieron conjuntamente los dos tipos de inflación, pero que cuando se entraba en recesión, donde no debería haber inflación monetaria, no la había; pero sí seguían latentes las causas de la inflación estructuralista, por lo cual se tenía recesión con inflación. Esto es en realidad bastante lógico, considerando que las dos teorías coinciden en los hechos que generan inflación y se contraponen sólo en términos del sentido de la relación causal: que la inflación provoca la estructura productiva desequilibrada (monetarismo) o viceversa (estructuralismo). ¿Vieron que yo no desperdicio negritas? (see above). Son visiones antagónicas, pero no excluyentes.
Por último, las trigger questions: hoy en día en Argentina, ¿qué carajo está pasando? ¿Y qué va a pasar? La inflación que hay, además de precios y salarios, ¿es por estructura productiva? ¿Por crecer por encima de la tendencia? Y más interesante todavía, ¿la asistencia social junto con los pocos ingresos genuinos del quintal (20%) más bajo de la población llega a contrarrestar la inflación acumulada desde, pongámosle, 2003? En otras palabras, es saber si las clases más bajas son hoy más pobres o más ricas en términos reales que en 2003. Bah, o en una de esas, la inflación a ellos ni les afecta, comparándolos con las clases más altas. Si Boudou lo dice...
Hasta acá llegamos hoy. Largo y tendido, así que muchas gracias por leer. Será hasta la próxima.
sábado, 6 de noviembre de 2010
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