Quienes están medianamente al tanto de mi vida, saben que laburo en un estudio contable hace más de un año. Quienes están un poco más al tanto todavía, saben que tengo las bolas bastante llenas y que quiero encontrar otro laburo mejor para irme a la mierda.
También sabrá el público (!) que ingresé a la vida universitaria por el -mejor no adjetivar- camino de la Contaduría. Y que de hecho eso me valió prácticamente la pérdida de un cuatrimestre, al pasarme a Economía hace poco menos de un año, cambio con el cual he quedado tan conforme que ni siquiera sé cómo me había confundido tan fulero sobre mí mismo en un principio.
Esta introducción superyó-céntrica era para presentar fenómenos que se han dado a lo largo de este último casi año y medio de mi vida, para luego pasar a afirmar que el otro fenómeno, que describiremos a continuación y que los ha ido acompañando paralelamente es en su mayor parte causa de los primeros: mi percepción de los contadores.
Empecemos por aclarar que el post se trata de una generalización seguramente injusta y que tiene raíz en MI PROPIO jefe, que como bien dice el amigo anarcomunista, naturalmente le romperá las pelotas a sus empleados. Es su función.
Ahora sí: el asunto viene porque vengo desarrollando un odio naciente cada vez más desde adentro hacia los contadores, por la propia esencia de su práctica profesional. Posteé hace poco una frase que probablemente haya pasado desapercibida pero que para mí resume buena parte de lo que tengo en la cabeza hoy en día: llamar a clarín prensa independiente es tan gracioso como llamar a los contadores profesionales independientes. Para ser justos, cada tanto los contadores admiten que su función es proteger los intereses de su cliente (no así Clarín), como es sabido.
Mi problema no es ese, eso está perfecto. Son laburos. Pero la frase me permite expresar un odio profundo por las verdaderas causas del mismo. Lo que me perturba son básicamente dos cosas: el caretaje y la teeneización de la profesión. Pero si quieren démosle el beneficio de la duda al primero, que quizá dentro de 5 años me termino convenciendo de que es así en todos los laburos (no por eso me va a dejar de molestar ahora, es claro). Pasamos así al MEOLLO de la cuestión.
La "teeneización de la profesión" es, como lo marca el nombre y a modo de síntesis, la constante queja por políticas de gobierno/burocracia/lo-que-mierda-fuere-proveniente-del-ámbito-estatal que "entorpecen" la práctica profesional. Un contador se queja porque la AFIP le releva empleados a un cliente suyo que los tenía la mitad de la jornada en negro. ¿QUÉ HAY MÁS HIJO DE PUTA QUE ESO? Se queja porque le enganchan un departamento no declarado a un cliente que VOMITA PLATA y tiene que pagar $10.000 de multa, de una semana para la otra. Claro, "lo único que quieren estos tipos es recaudar".
Un contador se queja porque la nueva DDJJ de Monotributo sirve para ver si no se están vendiendo facturas para deducir del Impuesto a las Ganancias (ilegal, aclaro). "Estos tipos están avasallándonos". Se queja porque "el cliente no colabora, el Estado te exige, te exige, te exige, y nosotros......................... en el medio". Aaaaaahí está su preferida: la victimización. "Unos tienen una desorganización digna de Tanzania y el otro te exige como si estuvieras en Suiza". Siempre, el contador va a estar siempre en el medio.
Un contador lee La Nación. Un contador soslaya los 7 años seguidos de crecimiento que lo tapan de laburo y se centra en la inflación (discusión a parte), que le come los honorarios como a todo el mundo.
¿Se nota la esencia inevitablemente neoliberal de esto? A un contador no le conviene más Estado, le conviene siempre menos. El Estado entorpece su función. Quiere seguridad jurídica (obvio, como todos). Y para eso pide fortalecimiento de las instituciones. Ah, pero claro, que mientras se fortalecen no nos hinchen las pelotas, che! ¿Qué mierda es el fortalecimiento de las instituciones? Que me conteste un contador, por favor. ¿Con qué se paga ese fortalecimiento, con porotos? ¿Para qué sirve, para disminuir la elusión y la evasión (por ejemplo), o para alivianar las obligaciones de las empresas? Hay un doble discurso medio raro ahí.
Aclaro de nuevo, finalmente, que mi problema es con la práctica profesional de algunos contadores. No son todos, ni tampoco tengo nada contra la disciplina, tan necesaria. Lo que me taladra la cabeza es tener que escuchar 9 horas por día "qué tiene de Simplificado el Monotributo?" ¿Qué pretendías, que te dejaran evadir como se te cantara el orto?
El Estado es Nación. Al Estado hay que, primero mejorarlo, pero también agrandarlo. Que crezcan las empresas da plata (a sus dueños) y en el mejor de los casos, también trabajo. Pero que crezca el Estado (de nuevo, y se mejore) es un paso necesario para agrandar el país. Y mientras la presión estatal no sea contraproducente, esto es, que genere a las empresas "más perdidas" que "los beneficios" dados por el crecimiento, algo que NADIE PUEDE AFIRMAR QUE ESTÉ PASANDO HOY EN DÍA, simplemente abogar porque "el Estado no nos rompa las pelotas" es de hijo de puta, neoliberal... o de contador.
sábado, 8 de enero de 2011
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