martes, 19 de octubre de 2010

La Santa Trinidad

Nunca se está seguro de muchas cosas en la economía. En la política a uno no le queda otra que sonar/actuar convencido, así que es más apariencia que convencimiento genuino. Y en la historia.. bueno, la historia en ese sentido yo diría que es la más pura de las 3: es la que más herramientas tiene para justificarse, lo cual parece lo más lógico, siendo la que representa al pasado. Si se quiere, la política podría el presente y la economía el futuro, mal que me pese. Sería "el ámbito donde se pretende que se desasarrolle cada una"... o algo así.

Es muy interesante y se puede hablar 3 días seguidos de cómo se complementa la Santa Trinidad. Que no está bien delimitado qué es economía y qué es política (para el bien de la primera)... que la economía de la historia no aprende.. que la política en la historia evoluciona... en fin. Pero sí vale la observación de ser los políticos más audaces los que más saben/supieron de historia... empezando por Perón y Frondizi, si buscamos figuritas conocidas.

Pero lo que nos convoca hoy es más específicamente una elucubración de pensamientos que me suscitó un párrafo con el que Juan José Llach, sociólogo, economista y padre del prestigioso (también) economista Lucas Llach termina un texto suyo. Más precisamente "El Plan Pinedo de 1940". Y dice...

"Si el fracaso de plan Pinedo puede ser visto como una victoria pírrica de la política sobre la economía -y fue pírrica porque en poco tiempo la victoria se convirtió en derrota para sus opositores-, la incapacidad del peronismo para dar al país una estrategia exitosa de industrialización puede ser considerada como un triunfo de la economía sobre la política, porque no era posible promover desde el Estado, aún con sólidos apoyos sociales, cualquier estrategia de industrialización basada casi exclusivamente en el mercado interno. [...]" (las cursivas son del autor)

Esa reflexión me pareció simplemente genial. Los términos "victoria de tal sobre tal", lejos de lo que puede sugerir gramáticamente, la veo como una excelente manera de mirar cómo se están complementando la política y la economía en tal gobierno, o si se quiere en "tal medida", aunque parece un poco más jugado.
Llach habla con el diario del lunes, es claro, lo cual debería disuadir a susceptibles de ofenderse por sentirlo "un bardeo a Perón", cuando de hecho (esto queda fuera del texto) Perón resuelve el problema (52 -55) y cae por cuestiones bastante distintas.

Resumidamente y al solo efecto de su comprensión: el Plan Pinedo de 1940 era un plan orgánico emanado del Estado diagramado mayormente por Federico Pinedo, bastante más lúcido que su homónimo hoy diputado del PRO. Este tipo veía que el modelo agroexportador no iba más, que volvía a desfavorecernos en el ´37 y que con el estallido de la guerra dos años después, se debían encarar reformas bastante radicales para transformar las actividades productivas internas y la manera de insertarse en el mercado mundial, con la nueva pretendida metrópoli: Estados Unidos.

El plan fracasó prácticamente en su totalidad, pero sólo por el momento, porque la gran mayoría de iniciativas que traía serían después tomadas por Perón como banderas propias. Llach dice que fracasó, entonces, políticamente, por estar proscriptos los radicales y a raíz de eso votar en contra en el Congreso. Una falta de pericia muy burda de los milicos del momento para incluir a los opositores de alguna manera, en algo tan importante como era un plan económico. (según Portantiero los radicales eran en realidad "pastoriles" y por eso votaron como votaron... lo que hoy se dice "retrasar 40 años".. bastante sugestivo, no?).

Como contrapartida, el mercadointernismo peronista que siguió. La economía se terminaba sobreponiendo a la política. ¿Por qué? Llach dice que por más base peronista que tuvieras, no se podía vivir del "boom de demanda" 46 - 49 con una economía crecientemente cerrada, sostenida por reservas que ahora escaseaban. Esto quedó demostrado por el cambio de rumbo a partir de principios de los ´50, hasta la caída. Sin olvidar el precio económico que se pagó.

Finalmente, es una tentación preguntarnos qué es lo que está pasando hoy en día. Si vamos a tener que lamentar una lección económica sobre ciertos puntos, como el tarifazo inminente sobre subsidios gigantes eventualmente insostenibles; o si lo que corresponde es mantener esos subsidios aprovechando que se pueden dar, aumentando el nivel de vida (por el momento por lo menos). O si es eficaz (a mediano plazo) que Moreno imponga precios máximos a punta de pistola. O si sirve crecer al 10%.

Todas cuestiones que mayormente la economía y el tiempo contestarán, pero en donde justamente la que manda es la política. Encontrar ese balance debe ser de lo más difícil, pero como guía debe ser bastante útil. A un economista por lo menos. Bah, mejor dicho a un economista que no quiere que la historia le diga "Yo te lo dije...".

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